El martes de la semana pasada comencé el Postgrado de profesores de español para alumnos inmigrantes de la Universida de Zaragoza. Quizás sea por lo mucho que deseaba acudir al curso, pero he salido encantada de las clases que hemos tenido hasta ahora. La verdad es que la calidad de los profesores es tremenda. Han acudido o van a acudir representantes de la FAEA (Federación de Asociaciones de Educación para Adultos), del CAREI (Centro Aragonés de Recursos Educativos para la Interculturalidad), Marta Sanjuán y Pilar Morterero (Universidad de Zaragoza) y Sheila Estreire y Marta Baralo (Universidad de Nebrija) entre otros que aun me quedan por conocer. De veras que afronto esta etapa con mucho ánimo y con muchas ganas de hacer cosas, de escibir y de leer y las primeras sesiones me han sorprendido muy gratamente. La verdad es que ha sido un comienzo extrañísimo, dejando al margen asuntos administrativos por l,os que el curso comenzó una semana más tarde, el primer día no fue la presentación oficial del curso, sino que se relegó para el segundo día. Así que nuestra primera clase fue con el profesor Antonio Moreno, que no sé bien donde situar, porque es un hombre con una tremendísima experiencia profesional y personal a lo largo de Europa y América Latina y habla, por supuesto, un montón de lenguas. Qué envidia.
Pues bien, catorce personas, de todas las edades y procedencias profesionales, estabamos sentadas en los pupítres esperando la clase magistral del profesor cuando nos hacen levantarnos, sin muchas presentaciones previas, y nos dicen que vamos a cantar y bailar danzas samoanas. Yo que no soy muy del espectáculo y aun soy reticente a las novedades de estos métodos me lo pasé pipa. Tuve que desinhibirme, porque sino no iba a disfrutar. Cantamos a coro, bailamos un poco, lo que nos permitía la rigidez del primer día y nos reímos mucho. Después de ésto, que no duró más de 10 minutos, todos nos habíamos reído, nos habíamos mirado a la cara, nos habíamos hablado diciendo “no, por favor, cantar no”… ¡Eso sí es una actividad para romper el hielo! Seguidamente todos nos sentamos y comenzó la presentación de la charla. Para mí fue un cambio tan radical en cuanto al papel como alumn. Y comprendí que de eso se trataba el enfoque comunicativo que tanto defendemos ultimamente. El hecho de proponernos esa actividad para romper el hielo nos hizo sentirnos en lugar de los alumnos el primer día de clase, bueno… es lo que éramos… y así ponernos en disposición de ver la charla desde el otro lado, es decir, un ejercicio perfecto de empatía.
Muy probablemente muchos de nuestros alumnos, inmigrantes o no, no se sientan muy dispuestos a realizar role-plays o a los nuevos métodos menos rígidos, con menos enfoquen gramatical y más comunicativo, como yo misma me siento a veces. La conclusión que saqué del baile samoano es que no puedo pretender enseñar con un enfoque comunicativo, con juegos y con la completa particiapación del alumno, si la manera en la que yo he aprendido (lenguas o cualquier otra cosa) es mediante las clases magistrales de el doctor expone y yo tomo apuntes. Esto me demostró a mí misma que debo estar preparada, que no vale solo la teoría del enfoque comunicativo, que hay que entenderlo desde dentro.
Me encantaría comentar más reflexiones que me proveocan las charlas del curso. Será en otro ratito. Me siento genial cuando al volver a casa no dejo de pensar en proyectos, lecturas… tengo mucha ilusión y ganas de trabajar.
Pues bien, catorce personas, de todas las edades y procedencias profesionales, estabamos sentadas en los pupítres esperando la clase magistral del profesor cuando nos hacen levantarnos, sin muchas presentaciones previas, y nos dicen que vamos a cantar y bailar danzas samoanas. Yo que no soy muy del espectáculo y aun soy reticente a las novedades de estos métodos me lo pasé pipa. Tuve que desinhibirme, porque sino no iba a disfrutar. Cantamos a coro, bailamos un poco, lo que nos permitía la rigidez del primer día y nos reímos mucho. Después de ésto, que no duró más de 10 minutos, todos nos habíamos reído, nos habíamos mirado a la cara, nos habíamos hablado diciendo “no, por favor, cantar no”… ¡Eso sí es una actividad para romper el hielo! Seguidamente todos nos sentamos y comenzó la presentación de la charla. Para mí fue un cambio tan radical en cuanto al papel como alumn. Y comprendí que de eso se trataba el enfoque comunicativo que tanto defendemos ultimamente. El hecho de proponernos esa actividad para romper el hielo nos hizo sentirnos en lugar de los alumnos el primer día de clase, bueno… es lo que éramos… y así ponernos en disposición de ver la charla desde el otro lado, es decir, un ejercicio perfecto de empatía.
Muy probablemente muchos de nuestros alumnos, inmigrantes o no, no se sientan muy dispuestos a realizar role-plays o a los nuevos métodos menos rígidos, con menos enfoquen gramatical y más comunicativo, como yo misma me siento a veces. La conclusión que saqué del baile samoano es que no puedo pretender enseñar con un enfoque comunicativo, con juegos y con la completa particiapación del alumno, si la manera en la que yo he aprendido (lenguas o cualquier otra cosa) es mediante las clases magistrales de el doctor expone y yo tomo apuntes. Esto me demostró a mí misma que debo estar preparada, que no vale solo la teoría del enfoque comunicativo, que hay que entenderlo desde dentro.
Me encantaría comentar más reflexiones que me proveocan las charlas del curso. Será en otro ratito. Me siento genial cuando al volver a casa no dejo de pensar en proyectos, lecturas… tengo mucha ilusión y ganas de trabajar.
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