He tenido mucha suerte. Ya tengo, al menos, dos alumnos fijos, ya me conocen, ya conozco sus nombres... Uno de los chicos que venian conmigo el día anterior se marchó con otro grupo, en el cual no leían ni escribían, sólo dialogaba. No se si se fue porque se cansó de leer y copiar, porque quería hablar más que leer o si vio que la lectura aun no era para él. No lo sé. Pero no importa, porque estamos juntos en el mismo aula y podemos saludarnos cada día. Ayer, además de Lassana, de Senegal, y Alazan, de Mali tuve un nuevo alumno senegalés llamado Cosu. Cosu llevaba muy poco tiempo en España, un par de semanas, me dijo, pero hablaba bien y comprendía mejor. Supongo que el conocimiento de francés que traía de su educación en Senegal le facilitaba las cosas. En un principio me dijo que no podía leer ni escribir y que quería aprender a hablar mucho, pero claro... es esencial hoy en día saber escribir y leer. Saben que les va a costar esfuerzo y que les es mucho más urgente mantener conversaciones, pero saber leer y escribir en español es imprescindible. Para él preparé yo misma un abecedario y le nombré cada letra y sus peculiaridades fonéticas y gráficas. Luego busqué para él una fotocopia donde pudiera encontrarlo siempre que quisiera recurrir a él. Cuando le dejé repasando las letras y las sílabas proseguí leyendo con Alazan y Lassana y mientras éstos lo hacían oía a Cosu leer cada palabra en voz baja. "¡Pero... me habías dicho que no sabías leer!","Un poco" me contestó. Era lo suficiente para seguir a los demás así que los tres resultaban tener un nivel semajante en lectura. Lo que Cosu no podía hacer era escribir las palabras que leía. Por eso fue a buscar entre los materiales algún ejercicio de caligrafía sencillo para que practicara. Cuando volví Lassana me dijo que quería que les enseñase ha decir "hola, adios, gracias". Querían conversar. Pues, ¡conversemos! Tenían razón, leer "casa cosa sosa" se hacía monótono y sus necesidades eran otras. Comprendí que era mejor leer y escribir "buenod días" en lugar de "pa pe pi po pu". Me daba miedo subir en dificultad por si lo hacía precipitadamente, pero ellos mismos fueron los que me pidieron hacer cosas diferentes y, por supuesto, así lo hice. Siempre he pensado que lo esencial es cubrir las necesidades comunicativas del hablante, pero no sé por qué no me di cuenta antes. Estaban encantados preguntandose los unos a los otros "¿en qué ciudad vives?","¿cuántos años tienes?" Como siempre he oído decir, los libros son buenos materiales, pero a veces hay que dejarlos a un lado y seguir el instinto. Con la pregunta acerca de la edad escribirmos todos los números del 1 al 20, leyeron y copiaron, pero así sintieron que aprendían algo de utilidad. En cuanto a su edad, debo decir que dos de ellos, Cosu y Alazan, tienen 43 años y Lassana 20. Es por eso que cuando hacíamos distinción entre hombre y mujer me decían que yo no era una mujer, mujer no, chica sí, porque sólo tengo 22 años. Fue una anecdota graciosa. En verdad me divierto con ellos, viéndo el entusiasmo que ponen en aprender. Es fascinante.
El fin de semana que viene viajo a Madrid y no podré estar con ellos y al siguiente hacemos puente en la escuela, así que pasarán unos días hasta que volvamos a vernos y escriba en este blog. A la vuelta del puente repasaremos y espero que se acuerden de lo que aprendimos, y sobre todo, ¡que no se hayan olvidado de mí!
El fin de semana que viene viajo a Madrid y no podré estar con ellos y al siguiente hacemos puente en la escuela, así que pasarán unos días hasta que volvamos a vernos y escriba en este blog. A la vuelta del puente repasaremos y espero que se acuerden de lo que aprendimos, y sobre todo, ¡que no se hayan olvidado de mí!
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